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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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13-11-2017

 

Sobre un libro fermental: “Ay de los vencidos”. (Primera parte)

Jacques-Louis David

 

SURda

Notas

ce.r

 

A la Memoria de Carlos “el colorado” Minetti y deAnibal “el Caqui” de Lucía , desaparecido en este año del 2017.

Este año del 2017, que felizmente va llegando a fin, ha tenido la virtud de contemplar la aparición de dos libros formidables: el de Maria Urruzola y el que motiva estas notas de Manuel Marx Menéndez

El primero tuvo su revuelo en los medios de comunicación privados y burgueses que cumplen una función central en el sostenimiento de la ideología oficial del estado uruguayo. El segundo –nos vaticinamos- no tendrá la misma repercusión, ni resonancia, porque es un ataque frontal a los mitos establecidos –y a esta altura casi solidificados. Pero para los estudiosos y expertos, para una gran parte de la militancia y para las futuras generaciones de militantes, deberá convertirse en uno de los libros de cabecera.

A Manuel Marx Menéndez el probable desaire de la “academia” y la “ intelectualidad periodística mediática”, lo tendrá sin cuidado. Su objetivo es otro. Como buen tupamaro consiente –de los que “ no se arrugan en el chicote” - sabe de sobra la dinámica que preside los “reconocimientos” burgueses y, “su precio”, que es el “arrepentimiento”.

Un tupamaro que después de todas las prisiones - con más edad que el estudiante promedio universitario- que se atreviese con la Historia y llegase además, a las “aulas” con su bagaje de “solidaridad” y “combatividad”, de interés por la historia reciente, y siendo él mismo un testimonio viviente de lo que hablaba , era más que “una rara avis”. Era francamente, una incongruencia. A esa edad se llega a las aulas universitarias para dar clases, pero no para recibirlas.

Pero –vamos a permitirnos recordarle a ciertos “doctos” y “titulados”, más toda la variopinta colección de “los establecidos”- que el difunto gran historiador británico Edward P. Thompson, con un origen similar , dejó una huella imborrable en la “historia social”. Y la dejamos por acá…picando.

Manuel Marx Menéndez deja constancia,- a lo largo de todo su libro, pero también en su intervención en el aula del poeta y socialista Roberto Ibañez- sobre esa preocupación (y lo reiteró en la entrevista que le hizo al final de su intervención al cronista del “Muerto que Habla” , una publicación alternativa). No tiene intención de decir “toda la verdad” sino una parte, y deja, para otros compañeros – que lamentablemente todavía están en silencio - el mensaje de que hay que romper con ese silencio y urgentemente, porque nuestra generación está jugando “los descuentos” y no hay tiempo que perder.

Una parte de la militancia tupamara que desde el 72 al 85 estuvo preso, ignora por motivos bien obvios la multitud de sucesos que sucedieron “afuera”. No pudieron ser testigos de la misma “huelga General” con la que se inaugura –finalmente!!!- la tiranía militar. Desconocen la embestida golpista que sacudió a todo el Cono Sur (Chile primero, Argentina después) y todas las luchas que allí se dieron. Ignoran las connotaciones “internacionales” de aquellos sucesos y hasta el rol deslucido del “mundo socialista real” inclusive el rol (más que discutible) de cierta isla socialista y caribeña. Desconocen también, el molecular proceso de reagrupamiento de los pueblos latinoamericanos para enfrentar el neoliberalismo y el culmen a que se llegará en Nicaragua y Central America con revoluciones rampantes. En todos esos procesos hubo militantes tupamaros (Chile, Argentina, Colombia, Nicaragua, San Salvador) que continuaron la vieja lucha “en otras condiciones” pero con el mismo viejo objetivo. Una historia de sacrificios, muertes, heroísmos, que alguna vez habrá que integrar en el gran fresco de la gesta tupamara.

Son “huecos”, “vacíos”, “desarrollos” que explican muchas “otras cosas” y que por eso mismo están ausentes y jamás son mencionadas por “la historia oficial”. Cuando se decide que “el capitalismo es invencible” y que más vale adaptarse a él y gestionarlo, hay que echar mucho lastre por la borda y recurrir al olvido, para justificar ciertos renunciamientos. Así llegó el Sr. José “Pepe” Mujica a su miserable versión (paternalista y autoritaria como pocas) de que el “objetivo” era,… simplemente: “un platito más de guiso para mis negritos”!!!

Hay que joderse!!!

¿En qué consiste entonces, la originalidad y la fermentalidad, del libro “Ay de los vencidos” ?

Lo primero que cabe señalar es que es un testimonio presencial de muchas cuestiones que han sido esbozadas por otros anteriores ( Samuel Blixén en su “biografia de Sendic y Jorge Zabalza en sus últimos dos libros, también en la medida que fue “progresista” -al comienzo de su obra- Clara Aldrighi ). Pero en Manuel Marx Menéndez, los temas se confirman con detalles formidables, inclusive, documentos probatorios.

Que ante 40 militantes “escogidos”, la troika en pleno, fundamentara “la locura” de Sendic en el hecho “de que se movía constantemente y además orinaba seguido” pertenece a los anales del ridículo dentro de la canallada. Si éste era el nivel de crítica política de todos estos héroes de pacotilla, rehenes y la mar en coche. Si éste es el fundamento de sus “argumentaciones” queda en evidencia a qué grado de insensatez y puerilidad argumentativa habían descendido todos estos supuestos “cuadros”.

No es ninguna casualidad que más de uno de los “convocados” saliera de la reunión desorientado completamente y su pusiera (en soledad) a llorar. Lo mismo le paso (y fuimos testigos presenciales- en Suecia- a Leonel Vidal , cuando me comunicó en “Radio Sur” lo que había sucedido en el Comité Central Ampliado, durante la denominada -por la militancia- “La Noche Triste” y me pidió una máquina de escribir, donde redactó su renuncia).

Lo que hubiera sido pertinente era que algunos de los convocados, se hiciera “el loco”, a lo anarco y,… les descerrajara a todos los “jefes” allí presentes, incluido al “rehén” Zabalza, un balazo mortal, de frente mar. Que la convocatoria para el “balurdo” los tomó de sorpresa, es la única justificación.

Y, acotemos, estaban todos : Maneras Lluveras, Julio Marenales, el “Ñato” EFH , Jorge Zabalza y “el Pepe” Mujica.

La “convocatoria” a este núcleo selecto de militantes probados “en las acciones” es anterior a “La Noche Triste” que fue el momento en el que Raul Sendic Antonaccio, enfrentó públicamente a todos energúmenos y el Ñato temió – le conocía bien el carácter al “Bebe” - que terminara la reunión a los tiros, con él seguramente, como primera víctima, por ser el mentor ideológico de la canallada. Pero de todos esos incidentes y sus prolegómonos nos queda un acto de violencia bien manifiesto que justifica las líneas anteriores: el “chirlo” con el Bebe, lo marcó en la cara a José “Pepe” Mujica , señalándolo como el intrigante y felón que fue toda su vida. Asi que “en la violencia” se estuvo , para alguno que salga después, a intentar suavizar la cosa, poniéndole vaselina.

La verdadera “historia” no es entonces, que “de allí llegamos al Franzini” unidos y después -cuando el Bebe en su declive marchó a Europa donde murió- les dejó el mensaje de “Usenme” con que EFH, quizo saldar la “cosa” en un artículo publicado en el diario de Federico Fassano , otro farsante y chantapufi de gran porte. Todo esto no está en la “historia oficial”. Todo esto que muchos saben de primera mano todavía está oculto y circula solo en conversaciones “en confianza” y privadas.

A los mediáticos del sensacionalismo, a los organizadores de “mesas redondas” televisivas con pretensiones, a ciertos autores de libros difamantes sobre los Tupamaros, a los que levantan “los robos y los asaltos” de después del 85 para reforzar la historia burguesa de “la democracia agredida” (Sanguinetti) a toda esa falange que roza “los cuarenta” y que son una verdadera “generación al pedo” que en toda su vida no han participado en ningún episodio que los comprometiera generacionalmente, en la defensa de valores cívicos y sociales, poniendo en juego su libertad o su vida, a todos estos caballeros y damas, estos episodios de la historia reciente deberían motivarlos a investigar, profundizar y hacerlo conocer al gran público. Pero…convénzase mi amigo, no lo harán. Y ellos saben bien porqué.

Les tiramos el guante, inclusive a más de algún órgano semanal y “progresista”.

El episodio sobre el que acabamos de extendernos, es insuficiente, sin embargo, para que un libro merezca el calificativo de “fermental”. Pero es que, en 302 páginas, hay mucho más.

El esbozo de historia de la vida en el Penal de Libertad y el anterior de Punta Rieles (capítulo 5), tiene secciones reveladoras que en futuras ediciones deberían ampliarse. La historia de lo que pasaba en el “segundo Piso”, en sus alas A y B, es una verdadera novedad, una auténtica joya. Hasta ahora teníamos solo narraciones de experiencias personales, peripecias de vida particular, por así decirlo: la breve del “Mojarra” Wolf y la más interesante, un verdadero poema a la humanidad, de Stefanell. Todas ellas menos reveladoras que la de ese gran militante que fue “el MexicanoPerdomo . Pero Manuel Marx Menendez aporta ahora, además de su relato documentos producidos y salvaguardados que son apéndices documentales de su libro y que merecerían (en una próxima edición”) una publicación más decente que la mera fotostática y que los haga legibles sin lupa. Son documentos reveladores de los intentos de pensar más allá de la mera reproducción –que también se hizo- de textos clásicos para la lectura, cuando los militares aplicaron “la línea dura” de que esos libros no debían permitirse circular. Son para cualquier historiador futuro documentos inestimables, de aquel submundo que fueron los Penales.

El estudio de la vida del Penal, las diferentes variables “de estilos” entre los militares –particularmente los “oficiales jefes” que eran los que craneaban y planificaban la destrucción física de hombre jóvenes de una generación brillante, cruzado con otros relatos permitiría además, una cartografía completa de esa vocación criminal y asesina de ciertos caballeros y oficiales, los mismos que necesitan prisiones VIP, cuando la torta, levemente, se les da vuelta. Ese ejército que aún hoy –comandante en jefe un Manini Rios- debería para ser “enderezado”, purgarse, como recomendaba un hombre que conocía bien desde adentro ciertos hábitos, costumbres y modos de ser de ese estamento corporativo, nos referimos al Sr. General Licandro .

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Este referencia “a lo militar” es una ocasión…que ni pintada!!! nos ofrece oportunidad para saltar en esta reseña del libro al episodio “parlamentario” del “Marxito” metido a amanuense del Sr. Diputado Don Jose “Pepe” Mujica.

Ya hemos dicho, en el primer artículo que tenemos nuestros motivos para sospecharnos que el libro fue aviesamente concebido. Y le adelantamos a los posibles lectores de estos modestos artículos que al “Pepe” y a la nutrida hueste de oportunistas y alcahuetes que lo rodean en el EME-Pepismo, cuando le lleven el libro para que lo lea, les ha de saltar la bilis verde. En otro país que no fuera el Uruguay o la Argentina, bastarían solo estos pasajes para arruinarle al personaje sus actuales pretensiones presidenciales. (Por ahí acotemos, anda uno de esos alcahuetes, diciendo en la prensa burguesa, que para que “el Pepe” sea candidato presidencial hay que “juntarse para convencerlo”, sin reparar, el miserable sujeto, que nuestro eventual presidenciable tiene casi los mismos años que Matusalen, una salud precaria y, tiene una gestión pésima del encargo presidencial anterior).

El pasaje parlamentario de Manuel Marx Menéndez era para cualquier otro que no fuese un oportunista la rendija de entrada a honores posteriores de los que no cabe descartar algún carguito parlamentario, una oportunidad ministerial, o quizás…hasta alguna designación diplomática.

¡Quién le ofreciera “ese guiye” a más de un sesudo escribidor periodístico –de esos que se ganan el pan nuestro de cada día aceitando las bisagras que han acoplado a la columna vertebral- para lanzarlos al ruedo del gran mundo político de la modesta republiqueta al Oriente del Uruguay, que es nuestro país. Piense el lector en un Almagro, en un “ratón” Rosadilla, en cierto “Saravia” parlamentario y tendrá –aproximadamente- una medida para evaluar lo que queremos significar!!!

Ser funcionario del Palacio de las Leyes, o del “palacio Salivativo” es para más de un oriental el alfa y omega de los sueños particulares. Pensión alta a costa del erario público garantizada, ancianidad segura y, tener…la vaca hechada!!!

Y Manuel Marx Menendez, un “tupamaro-de-mierda, un “expichi” (para colmo de los colmos) despreció todos esos “honores” y se fue con la conciencia tranquila para su casa, a hacer “changas” de reparar techos que se llueven para clientes con poca plata, y seguir estudiando “historia” de modesto alumno en una facultad!!!

¿Reparará un Lessa, un Emiliano Cotelo, un Pereyra, un Garcé, un Haberkorn- todos representantes de “la generación al pedo” que mencionamos anteriormente- en que algo más “de fibra”, de “carácter”, de honradez intrínseca, existía entre los “soldaditos”, los “tupamaros-de-a-pie”, de los cuales Manuel Marx Menéndez es un representante autoproclamado?

¿Se desasnarán – de una vez por todas - que con militantes de ese calibre no solo “la revolución” era factible sino además una sociedad más justa, más allá del capitalismo, era más que posible? ¿Podrán entender la satisfacción enorme que envuelve a cada viejo tupamaro, de los que “no doblaron la rodilla” sienten -mujer u hombre- si militó con dignidad en la gesta gloriosa del viejo MLN-Tupamaros? Respondemos inmediatamente: tenemos serias dudas!!!

Tupas y aspirantes a tupamaros hubo muchos, pero tupamaros que pasaran la prueba que nos puso el enemigo de clase (y de uniforme) en la dura prueba de la derrota, de esos,… de esos hubo muy pocos !!! Y Uds. Que ensalzaron a los peores jefes posibles, a la tríada infame , que les rindieron hasta el año pasado pleitesía y sonrisas fallutas y condescendientes, que jamás de los jamases habrán de hacer “mea culpa” (cristiana y elemental para no hablar de “autocritica”) seguirán siendo la “generación al pedo” que son!!!

Y con esta introducción, damos por terminado este artículo (excede las cuatro páginas que nos habíamos fijado), antes de referirnos, un uno próximo al “carozo” del tema “parlamentario” y al resto del libro.

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